La policía local, junto a inspectores municipales, realizó operativos de «saturación» en barrios pobres de la ciudad. Los procedimientos afectaron en concreto a Almirante Brown, Unión, Ramos, La Loma y Progreso.

Las acciones fueron denominadas oficialmente como «un operativo integral de seguridad» y «de saturación», recuperando así el léxico propio de los momentos en que las fuerzas policiales se preparaban, mediante la intimidación popular, para el control social que ejercerían poco después, ya declarada la cuarentena el 24 de marzo de 2020. Tales procedimientos, cabe recordarlo, fueron luego prohibidos por la justicia a partir de denuncias realizadas en Córdoba, aunque siguen existiendo.

La información oficial sobre la «saturación» rojense señala que las acciones desplegadas se enfocaron en el control vehicular e identificación de personas, «con el objetivo de prevenir delitos, faltas y garantizar la seguridad en los barrios mencionados».

Así, fueron «identificadas» cuarenta y cuatro personas; «interceptados» treinta y seis vehículos y secuestradas once motocicletas «por falta de documentación habilitante». Asimismo fueron labradas actas por infracciones a la Ley de Tránsito N° 24.449 con intervención del Departamento Ejecutivo Municipal a través de su juzgado de faltas.



El operativo realizado el pasado lunes, 29 de abril, estuvo a cargo de personal de la Estación de Policía de Seguridad Comunal Rojas; de los destacamentos de Carabelas y de Rafael Obligado; del puesto de vigilancia de Los Indios; del Comando de Prevención Rural Rojas; de la Delegación Departamental de Investigaciones en Función Judicial de Rojas; de la Comisaria de la Mujer y la Familia de Rojas y de personal de la dirección municipal de Tránsito. Es decir: entrenamiento completo para todas las dependencias.

Cabe recordar que los operativos policiales de «saturación» fueron frenados en 2015 –cuando las fuerzas represivas se preparaban para el control social que iban a ejercer durante la cuarentena que ya estaba programada– por la justicia cordobesa, que sentó así jurisprudencia nacional. Fue prohibida, por poner un ejemplo, la detención de personas por circular sin llevar el DNI. Quedó establecido en esa oportunidad que tales procedimientos vulneran garantías constitucionales, sobre todo cuando se realizan, como ocurrió en Rojas, sin intervención de la justicia.

¿QUÉ PREPARAN?

Desde esta columna hemos señalado en reiteradas oportunidades que el periodismo no consiste en la mera reproducción de una retahíla de hechos inconexos; es un oficio que requiere de la interpretación para poder, justamente, encontrar la relación entre sucesos aparentemente independientes pero conectados por objetivos o causas comunes.

En ese sentido, no podemos mirar para otro lado cuando somos testigos de las siguientes realidades:

–Durante la primera década de este siglo, cuando las conductas aún no eran tan públicas como ahora (no existían las redes sociales virtuales), desde los poderes globales expresaban que habría «una pandemia cada diez años». Desde ese momento se sucedieron las de gripe A, en 2009, y la que todos tenemos en la mente, en 2019. Esto define a la próxima.

–En 2009 hubo un conato de cuarentena; en Rojas suspendieron clases y cerraron comercios gastronómicos durante un par de fines de semana; pero los poderes globales aún no contaban con el volumen monstruoso de «big data» actual, ni con la inteligencia artificial suficientemente entrenada para manejar esos datos. Todo esto sí existió en 2019, y de ahí la diferencia en la eficacia de la manipulación social a través de las pantallas.

–El nuevo ataque terrorista planeado para 2029 necesitará, como los anteriores, de ejecutantes entrenados y de fuerzas represivas capacitadas para ejercer el control social. En ese marco es que pueden entenderse estos «operativos de saturación»; también los proyectos de traer a Rojas nuevas dependencias policiales como la DDI y el GAD (Román Bouvier) o de crear la Guardia Urbana Municipal (Ramiro Baguear); e inclusive, en el marco de la ejecución –no de la represión–, las reuniones plenarias de personal de Salud de toda la Región Sanitaria IV, como la realizada recientemente en el centro cultural Sabato de Rojas. Todas ideas, por supuesto, que no nacieron ni en la mente de Bouvier ni en la de Baguear ni en la de Germán Palmieri. Preparación «encapuchada» para lo que se viene.



Vale mencionar que el crecimiento de las fuerzas policiales había comenzado antes del conato de cuarentena de 2009, cuando el gobernador de la provincia era Daniel Scioli y la Bonaerense, que por entonces tenía 40.000 efectivos, pasó a tener más de 100.000.

Este proceso no se detuvo y recrudece ahora, cuando es obvio que las prioridades de la comunidad no pasan ni de cerca por aumentar la cantidad de ciudadanos con gorra. Las preocupaciones sociales, hoy, empiezan por ver cómo poner un plato de comida sobre la mesa y continúan, en lo general, por cuestiones tales como la carencia de fuentes de trabajo y de vivienda.

Las prioridades para el poder, no obstante, parecen ser otras; y si no hacemos oídos sordos a lo que ese propio poder global ha expresado cuando pocos escuchaban, deberíamos estar atentos a que la próxima tragedia de la humanidad comenzará en 2029. Inclusive, dado el éxito rotundo que lograron con la de 2019, no sería raro que pensaran en adelantarla...